Este tipo de sensor ultrasónico para medir el nivel de agua tiene grandes ventajas en términos de experiencia del usuario. En primer lugar, garantiza precisión y repetitividad, independientemente de las propiedades del material o del líquido que puedan afectar a la medición. Además, carece de partes móviles, lo que significa un mantenimiento reducido y menos riesgo de fallos mecánicos. En tercer lugar, el aspecto no destructivo de esta medición implica que no hay contaminación por parte del sensor ni ningún efecto compensatorio por parte del líquido (ya sea agresivo o, por ejemplo, ultra-puro) que se esté midiendo. Finalmente, la instalación es sencilla y puede integrarse en los sistemas actuales, ahorrando tiempo y costos.